viernes, 25 de marzo de 2011

Una historia de amor para la tercera edad

Esta es una
historia poco común, poco tradicional y sobre todas las cosas emocionantes. Como la vida de cualquier aventurero, aquella persona que no tiene temor al que dirán y se anima a realizar cualquier deseo oculto en su inconciente. Y esta es la gran anécdota de Doña Iris, la madre de Juancito, el verdulero de Villa Luzuriaga.
 Todo comenzó una tarde fría de invierno en su residencia, alla por el 1200 en la calle Branson, entre Libertad y Gral. Gutierrez. Esta era la ubicación de la residencia de la señora Iris. Iris ya había realizado sus compras matutinas. Ya había chusmeado con sus vecinas acerca de que la hija de la tota había quedado embarazada de aquel sinvergüenzas del pibe del almacén. Que Doña Alfonsina se había peleado con la panadera porque aumento 10 centavos el kilo de pan. Y que Ana iba a cerrar su peluquería para poner un estudio de pilates. Pero a nuestra querida protagonista ya no le interesaba las charlas absurdas de chismosas, se paso su vida observando lo que hacían los demás y se dio cuenta que se sentía sola y aburrida. Su esposo Rafael era un ex combatiente de la guerra civil en España. Rafael era un hombre marcado por su pasado, disfrutaba de juntarse en la plazita a jugar a las bochas y hablar con los demás jubilados. Amaba mucho a su esposa pero ya hacia tiempo que no se lo decía, pasaron los días, los meses y los años y Rafael abandono esta vida sin poder despedirse con un te amo a su querida Doña Iris.
 Iris extrañaba a su esposo pero sabia que ya nada lo traería de vuelta.Sus hijos eran unos exitosos profesionales que vivían en San Isidro y que estaban muy ocupados para visitar a su querida Madre.La doña cansada y triste salio a regar las plantas del jardín delantero, cuando vio una pareja joven besuqueándose en la vereda de su casa. Como doña Irma era una tana del sur bien calentona, los mojo con la manguera para que se fueran de su vereda. La joven respondió: -sos una vieja de mierda, el barrio te odia, ándate a chupar pija. Como la señora era media sorda entendió que la joven le había dicho: Doña Iris, usted es una magnifica persona pero su soledad puede cusarles trastornos en su personalidad, debería abrirse al mundo a conocer gente y de esta manera poder dar a conocer lo que siente. Animese a sentir, a experimentar, animarse a darle otra oportunidad al amor y sobre todas las cosas garche vieja chotaaa!!! garche muchooo!!! que la única manguera que agarro en los últimos 30 años fue la de la canilla.
 Doña Iris se encontraba maquillándose en su habitación. Tenia miedo y estaba nerviosa. El único amor que tuvo en su vida fue Rafael. Tenía mucha experiencia en el ámbito social, dentro de unos meses cumpliría 78, nunca tuvo problemas para relacionarse con la gente del barrio pero siempre le llamo la atención un señor en particular: Don Alberto. Este señor era como un icono sexual para las señoras de la cuadra, todas las tardes mientras ellas barrían el agua podrida Alberto con voz de seductor y evitando que se note sus dientes faltantes las saludaba con un: Hola, como andan las señoritas?. Era inevitable, todas se ponían coloradas, suspiraban y sus corazones latían a la velocidad de un maldito rayo.Y lo del rayo no es joda,una vez a Esther la tuvieron que llevar de emergencia al hospital, casi le agarra un infarto.En fin, para Iris Alberto era inalcanzable y eso la llevaba a desearlo tanto como a Sean Connery en la década del 60, como a el primer amor de una niña inocente, o simplemente ... como a un descuento en la farmacia por pertenecer al PAMI.
 Iris estaba para el asesinato, sus labios eran de color rojo semáforo, joyas en todo su cuerpo(si se pesa en la balanza aumenta 15kg) y nada mas sensual que una larga pollera que permitían observar sus delgados tobillos, algo que ningún hombre de la década del 40 se podría aguantar. Se sentía rara pero al mismo tiempo feliz por el cambio realizado. Las vecinas miraban con cara de envidia. Pero a Iris no le interesaba, ella tan solo iría a la almacén a comprar un poco de mermelada de durazno y luego pasaría por la pescadería a comprar filet de merluza.
 Iris estaba protegiéndose de un perro callejero que atentaba contra sus compras, tenia miedo, ya le habia ocurrido varias veces y siempre resulto herida.Pero esta vez no iba a ser asi, valientemente un hombre con un palo logro asustar al perro utilizando su gran voz para asustarlo: -fuira bicho, fuira. No era nada mas ni nada menos que Don Alberto, su heroe.La señora pensaba que estaba en un sueño, esto no podía ser realidad, tal vez estaba en una película de Dysney como las que veía con la hinchapelotas de su nieta, o tal vez, simplemente, Don Alberto era su príncipe azul.
 Don Alberto: Estas bien Iris? hay que tener cuidado, el otro día me mordió uno cuando volvía de la plazita.
Doña Iris: - Decimelo a mi, yo me di un golpe la otra vez. Encima no sabes que mal que ando de la cintura.
Don Alberto: - Hay que tener cuidado, yo por suerte no soy de caerme, para algo tengo tres piernas(con un tono bastante picaron)
Doña Iris: - Creo que me voy a tener que comprar un bastón yo también(la vieja por mas que explotaba no se la iba a hacer fácil)
Don Alberto: - No gastes plata en eso, yo te acompaño a hacer las compras Iris.Avisame, vos tenes mi numero, lo que si espera porque tardo en llegar al teléfono. El otro día me tropecé con una pantufla, no sabes el lío que hice.
Doña Iris: - Te llamare. Nos vemos Alberto
Don Alberto: - Nos vemos Iris
Esa noche Iris no dejo de pensar en su amado y de aquella hermosa historia sacada de un cuentos de hada. A la mañana siguiente hablaron por teléfono y arreglaron para almorzar juntos en la casa de ella. Le cocino su especialidad, fideos con tuco. Don Alberto estaba contento y vivaracho, se lo notaba disfrutar de la comida y de la charla. Hablaron durante horas acerca de lo que es ser viejo, de sus hijos que no aparecen, de la soledad, del barrio y lentamente el terreno se iba acalorando.
 Doña Iris estaba limpiando los platos, tenia colocado un delantal típico de vieja de barrio.Alberto estaba en la puerta de la cocina y no paraba de visualizar la figura de la señora. Como ella no estaba observándolo aprovecho la oportunidad y se metió una pastillita azul en la boca. Luego de unos minutos, la pastilla surgió efecto en el miembro viril del anciano y como un toro a la carga fue lo mas rápido que pudo para abrazar por detrás a la vieja apoyando todo su poder ofensivo en el baúl Ford Falcon de Iris.
Don Alberto: -Iris no dejo de pensar en vos, me vuelve loco tu perfume, me vuelve loco tu tuco, me vuelve loco el olor a detergente, es Ala? que importa, te quiero hacer mi señora
Doña Iris: -ay Don Alberto, que es eso? tu bastón?
Don Alberto: -Si, mi bastón, es tuyo Iris, todo tuyo, agarralo y no te caigas.
Doña Iris: -Ay papito, no me gusta agarrar madera
Don Alberto: - No es madera, es carne, como la del tuco
Doña Iris: - No me nombres los fideos que me quede con hambre, te lo como todo el bastón.
Don Alberto: - Dale Iris, vamos a la cama.
Una vez en la pieza, el señor tomo la iniciativa como buen caballero y se desabrocho la camisa sutilmente, pero Iris no estaba para vueltas, y como una leona en celo salto encima de el y se la arranco, le beso el pecho por unos segundos pero al estar muy peludo bajo directamente hacia el ombligo, donde se encontraba el cinto, le quito los pantalones y luego los calzones, Alberto ya estaba listo para la acción. Mientras el viejo del barrio estaba sentado en la cama, nuestra protagonista se desnudaba realizando un baile bien hot como los que veía en bailando por un sueño, lamentablemente se resbalo con los mocasines de Alberto y se lastimo la espalda. El dolor era muy fuerte y gritaba sin parar por ayuda, su amigo seguía tirado en la cama inmóvil. A la mañana siguiente Iris se despertó en el piso, Alberto no había contestado por que se había quedado dormido. Una vez vestidos, se miraron mutuamente y la doña le dijo a su macho de turno:
Doña Iris: Alberto ándate, me voy a hacer los mandados y después me voy a saludar a las chicas.
Y como una joven con toda la vida por delante, Iris fue a contarle a la chusma como había sido el gran macho barrial en la cama.

Conclusión: El amor es algo que todos quieren y necesitan, no importa edad, color, religión etc. Así que no tengan miedo a vivirlo, a lo sumo se despiertan en el piso. Saludos y hagan conocer reboluyion.blogspot.com

rock and roll never die

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